"Se siente cierta tibieza en los párpados cuando las lágrimas salen de su recinto. Tengo un sentimiento atorado en la garganta y no puedo vomitarlo. Es intentar regurgitar algo que no se ha consumido aún" -D.
Ayer, al recostarme en la cama, preví cualquier ataque a mi persona y me aferré al cuchillo. Al abrir los ojos me descubrí aquí, o allá. No lo sé. No conozco la extensión del recinto ni tampoco si hay otra salida. Hace poco caminé lejos de la puerta y por poco pierdo el camino de vuelta, es la única fuente de luz, la única salida, la única acompañante. No siento nada, no me duele nada, pero me siento solo. Terriblemente solo en medio del más sepulcral silencio. Cuando hablo conmigo mismo para ejercitar la garganta ya no sé si estoy imaginando mi voz o de verdad estoy hablando.
Hay paredes que me rodean, puedo sentirlo. Sé que las hay porque paso el tiempo palpando los contornos de la puerta. Qué curioso se me antoja el tiempo ahora. No hay ni sol ni luna, minutos o días. Tampoco tengo hambre, no tengo manera alguna de sopesar el tiempo que llevo aquí... tiempo. El tiempo ha dejado de ser inexorable. Las reglas han cambiado para mi.
Se me entumen los ojos al mirar todo el tiempo la perta. No puedo abrirla, quebrarla, nada. Intenté incluso meter el cuchillo en la cerradura y romperla. Es inútil, está sellada y es demasiado gruesa como para apuñalarla. No tengo sueño pero me arden los ojos. Por lo menos aún conservo esa sensación. Por molesta que sea en la cotidianeidad se vuelve una esperanza, un recordatorio de vida para mi.
Quizás no ha pasado mucho tiempo, quizás sí. ¿Cómo saberlo? Pero comienzo a sentir y ver que pierdo color. No me pongo pálido, me vuelvo grisáceo. Miro mi reflejo en el pomo de la puerta y puedo ver, aunque distorsionado, que mis colores humanos se van apagando. Escucho susurros que me dicen que no es verdad. ¿Cómo saben lo que estoy pensando? Estoy seguro de que no lo dije en voz alta. ¿Alta? ¿Qué es alto en un lugar donde el más mínimo sonido es plausible? Cállense voces, no quiero conversar hoy.
Cierro los ojos por un rato e imagino mi hogar. Mi sillón café enfrente de la chimenea. El tapete bajo mis pies descalzos se siente tan bien... El pelo de mi gato, que se subió a mi regazo en cuanto me vio. Los ladrillos de la pared desnuda. El pelo de mi gato es tan sedoso y su ronroneo casi imperceptible. Abro los ojos. La puerta.
Las voces interrumpen súbitamente el silencio diciendo cosas ininteligibles, gritando, chillando. Suplican, exigen, regañan todas a la vez. ¡Cállense! quise decirles, pero no sé qué tan peligrosas pueden ser. No sé si me escucharían. ¡Cállense! supuse gritar, pero el aire entró por mi boca y salió ileso.
No puede ser. De pronto todas callan. Una sola voz toma la palabra, es grave y severa. Impone respeto. Me está pidiendo algo, pero está demasiado lejos. Lo repite, una y otra y otra vez. Parece que se acerca. No entiendo lo que dice. Pongo atención, acallo los murmullos y escucho. Suicídate.
Miro el cuchillo frente a la puerta y escucho de nuevo. Nada, los murmullos vuelven y se acrecientan. La voz grave se fue. Gritos, chillidos. Miro la puerta, volteo hacia la obscuridad. Cierro los ojos y las voces continúan gritándome, mareándome. Sea pues, lo que ellas ordenan.
5 elefantes:
Q onda lizzzzzz
Buena entrada ansio leer la segunda y ansio más tener yo mismo ese cuchillooooooooooooo pero no hablare de esoooooooooo.(hagan de cuenta como q no leyeron nadaaaaaaaaaaaaaaaaaaa)
MMMMMmmmmm
Lulululu
Pssss o repito buena entradaaaa nada más q revisa siempre antes la ortografíaaaaaaaaaa
Muy, muy bueno, ya quiero leer la segunda parte
Un gusto pasar por aquí, en serio
:O
Qué buena entrada!
Me gusto eso de; "Se siente cierta tibieza en los parpados (...)"
Bueno de hecho me gusta como empiezan la mayoría de tus entradas ^^
Un saludo!
Muy interesante tu relato y la forma de desarrollarlo también muy original...enhorabuena por tu blog...volveré para continuar tu relato...un abrazo de azpeitia
Gracias, un placer ver que les agradan mis humildes publicaciones. Un abrazo a todos
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