Siempre

Author: Devendrah / Pequeñas memorias: , ,

 "No me parece sensata tu opinión sobre mi. No me parece sensata mi opinión sobre ti. Parece que nada me parece sensato el día de hoy... ¡Bien! Ya que estamos de acuerdo: No me parece tampoco sensata nuestra existencia" -D.




 
-Te traje chocolates. Los que te encantan- dijo sonriendo
Ella lo miró, perdida.
-Cariño, ¿me reconoces?- repitió
Parpadeó, aún perdida. Y después de un rato asintió y sonrió.
-Querido, que bueno que has venido hoy. Tenía el presentimiento de que no vendrías. Veo que me equivoqué. Siéntate.
-Dime, cariño, ¿cómo te sientes el día de hoy?
Ella miró hacia la ventana y calló por bastante tiempo. Cuando se dignó a mirarlo dijo fríamente.
-¿Quién eres? Hoy.. no tengo ganas de verte. No siento deseos ni de mirarte, ni de acariciarte. Para mí, has muerto. No sé si has muerto de verdad, de muerte natural, si te he matado, o si... cualquier otra cosa. Hay un telón negro delante de mi. Quizás sea rojo del otro lado, quizás no. ¿Interpretas mis palabras? Error. No puedes. No hay sentimientos ocultos aquí, ni necesidad de cariño o afecto. Quizás me haga falta un beso, o dos. Pero sobrevivo, y no me interesa si piensas que no vivo... que no vivo  como tú. Persona hueca. Siento deseos, sí, de insultarte. De lanzarte una silla a la cara y ver tranquilamente cómo caes al suelo. Siento deseos de mirar cómo te desmoronas y mueres. Siento deseos de muerte. 'La muerte derrota muerte' se dice. Si te asesino de nuevo, liberaré a mi espíritu putrefacto? ¿Conseguiré con ésto, uno nuevo? Bah. Para lo que sirve mi espíritu.
-Pero... sabes que yo te amo.
-¿Me amas? Sinceramente contengo la risa. Lo intento. No, olvídalo. Dejé de reír hace mucho. Si lo hubieras mencionado entonces, quizás sí hubiera intentado contenerla.
-¿Qué ha sucedido contigo? ¿Por qué el cambio conmigo? Eres... distinta...
-¿Distinta a qué? ¿A lo que solía ser?
-A las demás. Por eso te quiero. No eres como...
-¿Normal? Eso esperaba que dijeras. Como si tú mismo fueras normal. Hoy no tengo ganas de mirarte a los ojos. Vete.
-Por favor, no me hagas esto. No hoy, cariño.
-¿Qué día es hoy?
-¿Cómo puedes olvidar...?- se detuvo, como remordiéndole la conciencia -Lo siento. Me iré ahora.
-¡Vete! Ni siquiera sé qué demonios haces aquí. ¡Largo! O llamaré a... alguien que te largue de aquí. ¡Vete! Ni siquiera sé quién eres.
-Adiós, cariño.
-No me llames cariño. No necesito caridad, vete.
-Te... quiero.
-¡Lárgate!
Cerró la puerta tras él. Sus pasos cortos por el pasillo y su bastón resonaron. Las enfermeras lo vieron marcharse por última vez. El portero le sonrió dulcemente.
-¿Volverá mañana, Don?
-No lo creo, Fidencio. Se agrava su situación. No me reconoce.
-Lo lamento mucho. Que tenga usted un bello día. Abríguese, que hace bastante frío.
-Sí, Fidencio. Lo haré... lo haré
Las lágrimas corrieron una vez más por sus mejillas. Y marchó en silencio hasta su casa. Parecíale poco el tiempo que pasó con ella ahí. En realidad había sido muy poco. Unos años y luego se enteró de su... padecimiento. Recordó, triste, su última frase cariñosa.
-Llámame siempre 'cariño'. Por enferma que me halle, siempre, siempre te recordaré.



"Hoy me siento inspirada: 'Siempre'. Otra vez el maldito tiempo. Siempre, nunca. Díganme ustedes qué define el siempre o el nunca, ¿los actos repetidos? ¿el tiempo paralizado? ¿el tiempo en constante movimiento? " -D.

0 elefantes: