El placer del no estar

Author: Devendrah / Pequeñas memorias: ,

"Texto sin pasado, presente ni futuro. El tiempo pasó a segundo plano y con él, la memoria" -D. 




Teníalo recargado en la pared de enfrente, desdichado, desgarbado y pensativo. Sumido en la tristeza que provoca la pérdida de la pieza que llena el lugar exacto en el baile espacial de la existencia compartida. Lo observaba, lo deseaba, podía saborearle con la mente. Psíquicamente llamó su mirada hacia ella, se entrelazaron ambas en el aire y luego cayeron bruscamente al suelo.
No era correcto (el momento, no el acto). El acto quizás con otra ubicación temporal se volviera hojuelas de papel y les sumergiría en éxtasis utópico, pero era ese el momento en el que exhalaban, y no otro. Era ése el lugar y no el imaginado por ellos algunos meses atrás, cuando la adrenalina de tener un compromiso y faltarle al respeto aún parecíales agradable; imaginando lugares, palabras y caricias que les excitaban y desalientaban. Perdiéronse el respeto, ganáronse mutuamente, mudamente. Y no el respeto con que la sociedad escrupulosa les tachaba de infieles e insolentes (indolentes), sino el que inhibe, aquél que les ataba las manos y los labios para tocarse con pasión abrupta.
Las miradas seguían clavadas en el suelo, las palabras atoradas en las gargantas o el estómago, el hígado quizás.
Finalmente ella se acercó, los ojos de él se iluminaron claramente haciendo un esfuerzo para no abrazarla.
-¿Por qué estás aquí?- preguntó ella
Sus ojos no perdieron el brillo, sus palabras parecían solamente decir y no preguntar un por qué, ni tampoco cuestionarse el amor por ella, la pérdida de respeto que podía continuar eternamente detrás del telón; pero la respuesta, tan corta pudiendo haber sido tan larga y resumida en un beso, tan significativa y a la vez vacía en realidad, apagó con falsa frialdad el brillo de los ojos de ella.
-Por el placer de estar- respondió él en un suspiro.

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