Cuento corto para un Descanso Inexistente

Author: Devendrah / Pequeñas memorias: , ,

"La ansiedad nocturna es como una chica guapa. El insomnio es algo así como.. su marido. La desesperación es su amante" -D.




No puedo dormir. Siento ansiedad, horrible ansiedad. No puedo dormir, no puedo, no puedo... dormir.
¿Qué hacer? ¡Quiero dormir! ¡Son las tantas de la madrugada y no he pegado el ojo! La boca me sabe a café negro, a cigarro agrio, a tierra mojada. ¡No puedo dormir! ¡Alguien hágame dormir, por favor! Cállense, les imploro. Déjenme dormir. Vueltas y vueltas a las ideas, recuerdos, malas y buenas decisiones. Vueltas, retornos, glorietas y vericuetos del pasado, del presente abochornado.
¡Quiero dormir! ¡Por favor! ¡Alguien hágame dormir! Présteme alguien su somnolencia por media hora, ése alguien que cabecea en la carretera mientras conduce, ése otro alguien que bosteza hastiado mientras maneja esa gigantezca sierra eléctrica. ¡Alguien présteme, alquíleme su somnolencia! Mis ojos se hallan cerrados, mi cuerpo yace sobre.. ¡Quiero dormir, carajo, cállense! Siento ansiedad, horrible ansiedad. Un sentimiento muerto me recorre de pies a cabeza, por favor. Necesito descansar ya. Y mis pensamientos giran.. giran. Cambian, se eclipsan unos a otros. No encuentro al que deseo darle mayor importancia. ¡Quiero dormir! Esa es mi prioridad en este momento. Y mis párpados se hallan cerrados, mi corazón inmóvil y la tierra que cubre mi ataúd también. ¡Quiero descansar! ¡No puedo dormir! ¡Hagan favor de callarse allá arriba!


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Cuento corto para un Espíritu Roto

Author: Devendrah / Pequeñas memorias: , ,

"Me agradan las tardes lluviosas. Me recuerdan tanto a los velorios..." -D.



Le pegué, lloró y se fue. Ahora estoy yo solo, con mi vaso en una mano y un libro en la otra. Camus, El Extraño. Extraño me siento yo al contemplar la mano que sostiene el vaso. Tan distinto a la otra, incluso mis manos sonpolos opuestos, una sostiene invariablemente el vicio  con la otra acaricio el piano o las páginas de un libro. Le pegué, lloró y se fue. Mi ego me impide ir a buscarla, y mi mismo ego ruega por llamar a S. No. Prometí no hacerlo. Le pegué, lloró y se fue. Y en cuanto cruzó la puerta con sus valijas en las manos, juré que le guardaría el cuarto intacto. Y juré que por lo menos intentaría mostrarme afligido a su partida. Juré que en los días consiguientes no llamaría a S., no intentaría llenar el vacío que me dejó, con otra. Llamar a S. sería lo más predecible después de que ella cruzara la puerta.
Le pegué, lloró y se fue. Aún tengo sangre en la cara, mía. La sangre, no la cara. La cara me parece tan... ajena, de loco. Estoy loco, siempre lo he estado, no sé por qué me parece diferente. Antes de irse, me golpeó. Con lágrimas de rabia en los ojos, me rompió una botella en la cabeza. No recuerdo sus últimas palabras. Todo comenzó a nublarse con mis ojos al nivel del suelo. Sólo sé, y recuerdo bien, que le pegué, lloró y se fue.

Siempre

Author: Devendrah / Pequeñas memorias: , ,

 "No me parece sensata tu opinión sobre mi. No me parece sensata mi opinión sobre ti. Parece que nada me parece sensato el día de hoy... ¡Bien! Ya que estamos de acuerdo: No me parece tampoco sensata nuestra existencia" -D.




 
-Te traje chocolates. Los que te encantan- dijo sonriendo
Ella lo miró, perdida.
-Cariño, ¿me reconoces?- repitió
Parpadeó, aún perdida. Y después de un rato asintió y sonrió.
-Querido, que bueno que has venido hoy. Tenía el presentimiento de que no vendrías. Veo que me equivoqué. Siéntate.
-Dime, cariño, ¿cómo te sientes el día de hoy?
Ella miró hacia la ventana y calló por bastante tiempo. Cuando se dignó a mirarlo dijo fríamente.
-¿Quién eres? Hoy.. no tengo ganas de verte. No siento deseos ni de mirarte, ni de acariciarte. Para mí, has muerto. No sé si has muerto de verdad, de muerte natural, si te he matado, o si... cualquier otra cosa. Hay un telón negro delante de mi. Quizás sea rojo del otro lado, quizás no. ¿Interpretas mis palabras? Error. No puedes. No hay sentimientos ocultos aquí, ni necesidad de cariño o afecto. Quizás me haga falta un beso, o dos. Pero sobrevivo, y no me interesa si piensas que no vivo... que no vivo  como tú. Persona hueca. Siento deseos, sí, de insultarte. De lanzarte una silla a la cara y ver tranquilamente cómo caes al suelo. Siento deseos de mirar cómo te desmoronas y mueres. Siento deseos de muerte. 'La muerte derrota muerte' se dice. Si te asesino de nuevo, liberaré a mi espíritu putrefacto? ¿Conseguiré con ésto, uno nuevo? Bah. Para lo que sirve mi espíritu.
-Pero... sabes que yo te amo.
-¿Me amas? Sinceramente contengo la risa. Lo intento. No, olvídalo. Dejé de reír hace mucho. Si lo hubieras mencionado entonces, quizás sí hubiera intentado contenerla.
-¿Qué ha sucedido contigo? ¿Por qué el cambio conmigo? Eres... distinta...
-¿Distinta a qué? ¿A lo que solía ser?
-A las demás. Por eso te quiero. No eres como...
-¿Normal? Eso esperaba que dijeras. Como si tú mismo fueras normal. Hoy no tengo ganas de mirarte a los ojos. Vete.
-Por favor, no me hagas esto. No hoy, cariño.
-¿Qué día es hoy?
-¿Cómo puedes olvidar...?- se detuvo, como remordiéndole la conciencia -Lo siento. Me iré ahora.
-¡Vete! Ni siquiera sé qué demonios haces aquí. ¡Largo! O llamaré a... alguien que te largue de aquí. ¡Vete! Ni siquiera sé quién eres.
-Adiós, cariño.
-No me llames cariño. No necesito caridad, vete.
-Te... quiero.
-¡Lárgate!
Cerró la puerta tras él. Sus pasos cortos por el pasillo y su bastón resonaron. Las enfermeras lo vieron marcharse por última vez. El portero le sonrió dulcemente.
-¿Volverá mañana, Don?
-No lo creo, Fidencio. Se agrava su situación. No me reconoce.
-Lo lamento mucho. Que tenga usted un bello día. Abríguese, que hace bastante frío.
-Sí, Fidencio. Lo haré... lo haré
Las lágrimas corrieron una vez más por sus mejillas. Y marchó en silencio hasta su casa. Parecíale poco el tiempo que pasó con ella ahí. En realidad había sido muy poco. Unos años y luego se enteró de su... padecimiento. Recordó, triste, su última frase cariñosa.
-Llámame siempre 'cariño'. Por enferma que me halle, siempre, siempre te recordaré.



"Hoy me siento inspirada: 'Siempre'. Otra vez el maldito tiempo. Siempre, nunca. Díganme ustedes qué define el siempre o el nunca, ¿los actos repetidos? ¿el tiempo paralizado? ¿el tiempo en constante movimiento? " -D.

Bruxismo

Author: Devendrah / Pequeñas memorias: , ,

"Razones sobran para pensar que la vida es adúltera, malagradecida. Es una prostituta que se para en una esquina y se va con el primero que le apunta con una pistola, la amarra con una soga, o le da una cuchillada. Y yo que le quería. He perdido el amor por la vida. Por una vida que jamás profesó siquiera un ligero afecto por mí" -D.




Abrió la boca, soltó un grito y se le escapó el alma. Esa pequeña y frágil almita que habitaba dentro de él haciéndolo orgulloso.. no tanto, simplemente poseedor de una dotación de sentimientos. Ahora se había escapado, harta de su tarea hipócrita. Se sintió por mucho tiempo atarapada en una especie extraña y deforme de caja de Pandora, ahora no se sentía ni siquiera así. Simplemente tenía curiosidad por saber el aspecto del mundo exterior, el mundo en el que los cuerpos parecían, sólo parecían, gobernarse a sí mismos con absoluta libertad, inclusive pareciendo tomar decisiones visceralmente. Pobres idiotas. Muy dentro, en sus profundidades recónditas, algo en ellos les impulsaba a tomar las medidas necesarias para cumplir los caprichos del alma. Nada era visceral. Las 'fallas' no lo eran en esencia, todo estaba planeado desde un inicio. Ya para resultar como una moraleja, ya para cambiar la forma del cuerpo que contenía el alma. Pobre idiotas.
Mientas se alejaba de su prisión hecha de carne y tripas, experimentó una sensación de absoluta viveza, libertad, tranquilidad. Viajó por encima de muchas cabezas humanas. Muchas de ellas hacían cosas terribles que jamás había visto, desde que las almas no pueden ver a través de los ojos humanos, lo que comandan, prisioneras en un aparador. ¡Pero las almas de esos humanos debían impedir semejantes atrocidades! ¡Ésa era su encomienda! A menos que... no. No era concebible para esa pequeña y egoísta almita voladora, exploradora del mundo humano, que un alma alcanzara un estado de putrefacción tan... no. A pesar de haber tenido un contacto nulo con otras almas era impensable tal cosa. No creía posible el deceso de un alma... Sintió una punzada en el cuello.
Siguió recorriendo campos, callejones. Disfrutando a medias el paisaje a causa de la constante punzada en la nuca. Nada le impresionó tanto como la brutalidad humana. Sintió una punzada aún más fuerte. Olvidaba el motivo por el cual había abandonado a su cuerpo. No recordaba su última orden. No recordaba... nada. Una punzada más fuerte le nubló la vista. Debía... evitar algo. Sí, eso era. Evitar algo. Una última punzada le hizo desvanecerse en el abismo eterno en el que caen las almas que abandonan un cuerpo que las necesita para una decisión importante. Una última punzada le recordó lo último que debió hacer antes de abandonar el cuerpo.

A lo lejos, desde un cobertizo asqueroso al cual entraba un mísero rayo de luz por un ventanuco, un tipo apuntaba con una pistola a su hijo, bastardo según su reclamo. Abrió la boca y profirió un grito, pero su alma no volvió. Jaló del gatillo.

Un Cuento Corto para Una Mirada Infinita

Author: Devendrah / Pequeñas memorias: , ,

-¿Puedes verle? A través de la ventana, allí está.
-Eso no es una ventana.
-¡Claro que es una ventana! Y detrás de ella se encuentra lo que estás buscando.
-No busco. No veo. No es una ventana.
-Tú y tus negativas ¡Allí está! Esfuérzate.
-No hay nada.
-Sí que lo hay. Vamos, mira... No, no mires, observa.
-No veo nada, la luz me ciega. Es demasiado fuerte. No veo. ¡Mis ojos! ¡Me quema!
Se alejó caminando rápidamente mientras se enjugaba los ojos.
-¿Ves ahora? ¿Qué ves?
Siguió tallándose los ojos y, tras parpadear un par de veces, sollozó con voz entrecortada.
-No veo nada. Todo es obscuro. La luz ha calcinado mis ojos.
-Asómate a la ventana. ¿Qué ves?
-¡No es una ventana! ¡No busco! ¡No veo! ¡Estoy ciego!
-No busques antes de llegar a la ventana. Allí está. ¿Qué ves? ¡Mira! ¡Mira!
Tímidamente se acercó a su amiga.
-No quiero buscar. No buscaré. No veo.
-Asómate. Allí está lo que buscas.
Agachó la cabeza y se asomó. Sorprendido, no dijo nada.
-¿Ahora lo ves?
-Lo veo.
-¿Qué ves?
-Veo... la ventana. Veo... lo que buscaba.
-Yo también encontré lo que buscaba a través de esa ventana.
-Vamos por él.
-No.
-¡Vamos! ¿Qué pierdes?
-Vamos.
Dieron el paso decisivo.


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LA JORNADA 25 DE JUNIO DE 2010

El pasado 24 de junio del año en curso, un par de ciegos, una mujer de aproximadamente veinticinco años y  un hombre casi de la misma edad, brincaron de un edificio ubicado en la calle Thiers de la colonia Anzures. Sus cuerpos aún no han sido identificados debido al terrible estado en que fueron encontrados después de caer de semejante altura.
Se piensa que este es uno de los múltiples suicidios ocurridos en la ciudad, como parte de una protesta en contra del gobierno del presidente F. Calderón y su lucha despiadada contra....