Manifiesto del misántropo suicida

Author: Devendrah /

"Análisis de un cadáver y amor a primera vista. Cuéntame las diferencias, doctor." -D.

He perdido mi fe en la humanidad. Ni siquiera me molestaré en despedirme, no merecen que mi boca les profiera un Adiós; no creo que les interese, en primer lugar, la muerte de alguien que no sea ellos mismos. ¡Son tan egoístas los seres humanos! Desde el vientre materno lo son. Absorben al hermano gemelo, le arrancan los nutrientes con actitudes antropofágicas (y luego se sorprenden de las tribus que practican el canibalismo. Tan hipócritas y críticos con los que no fingen), se chupan la vida de su hermano no-nato en un afán de sobrevivir. Son tan crueles los fetos que el primero en nacer ahorca al segundo con el cordón umbilical. "Yo seré hijo único, ahí te quedas". Y luego comienzan con la hipocresía de pedir un hermanito. Pero toda esa faramalla es cobrada por la vida mediante problemas psicológicos y fisiológicos, para que después descubran que el hermano gemelo sigue presente en forma de un tumor discreto que cobra venganza y toma lo que le quitaron a él antes de nacer.

Luego crecen, los desgraciados, y pueblan el mundo con sus exhalaciones carboníferas y gritos. Exigen comodidades, atan por ellas. Hacen miserable la existencia de otros como ellos (bien merecido se lo tienen) y de otras especies que ningún perjuicio les han causado. Cuando han desarrollado plenamente su maldad, se regocijan inventándose asuntos profundos como la moralidad y la bondad natural (meros intentos de justificar sus actos). En el dado caso de que la Pacha Mama, con justa razón, intente sacudirse unos cuantos de estos seres, le son achacadas las peores intenciones y se la maldice y escupe (cuando es en ella en la que habitan, dándose el lujo de mutilarla).

Después hay algunos que para explicar todo, nombran un poder sobrenatural, un motor primero que engendró (según ellos) el Universo; y justifican cualquier evento con él, incluso su hedionda existencia. Hedionda, sí. Porque hacen que el río más claro apeste con desechos que su fisiología imperfecta se encarga de excretar mas no de eliminar, o con sustancias creadas por ellos mismos con el fin único de hacerles la vida más cómoda (sin pensar en cómo se desharán de ellas sin dañar algo).

También hay otros imbéciles que se autoproclaman el pináculo de los seres vivientes por el simple hecho de no conocer enteramente a los otros habitantes del Universo. Se creen tan sabios y poderosos, son tan ególatras que niegan la posibilidad de más vida inteligente en el Cosmos que la suya propia.
Pero después de éstos, hay otros aún peores que se hacen llamar filántropos. Van ayudando a sobrevivir a los débiles imposibilitando la mejoría de una sociedad podrida. Éstos ayudan al resto de sus congéneres bajo la bandera de la bondad, pero en el fondo es culpabilidad porque saben que su existencia (ídem) ha repercutido tanto y tan negativamente que deben hacer algo para congraciarse con el Universo, o con el ser todopoderoso (cualquiera que sea su nombre).

Existen, por supuesto, algunos otros que estúpidamente creen ayudar a recuperar el equilibrio cósmico eliminando seres al azar, con la supuesta disculpa de una enfermedad mental (cuando, per se, el ser humano vive crónicamente padeciendo de sus facultades psíquicas).

Ni qué decir de aquéllos que creen que lo que determina si su existencia vale la pena o no, es su apariencia física (¡como si fueran muy diferentes de los chimpancés cuando usan abrigos de piel!).
Estando ya cansados de ser lo mismo que todos intentan ser originales, diferenciarse. Haciendo eso, vuelven a ser todos exactamente iguales.

He llegado a la conclusión de que la existencia humana es una hipocresía en su totalidad. Me encuentro en una posición de hastío y cansancio, pero más aún, estoy disgustado e inconforme de pertenecer a una raza "racional" que finge. No quiero ya formar parte de algo que tanto repudio. Siendo así, vomito mis últimas palabras y me retiro en espera de la pronta extinción humana.

Imagen: Figure with Meat. Francis Bacon.