El Hombre de Rojo

Author: Devendrah / Pequeñas memorias: , ,

...Y las mismas historias en la misma época. Los mismos buenos deseos sin sentido salidos de bocas hipócritas. Y se siguen entretejiendo las vidas de cada uno, porque por mucho que se desprecie esta época del año, si no os felicitan y desean un buen año, os sentís ofendidos.

¡Feliz Navidad!









Aquél hombre vestía de blanco. Cargaba una bolsa de loneta con utensilios e iba a la misa de la una sin falta. Todos los días. Y cada día aumentaban las flores que su turbia fortuna financiaba. No carecía de nada. O al menos, eso parecía.

La noche en que cambió su vida cambió también la historia del mundo. A fin de cuentas, la festividad necesitaba de un ídolo, alguien que lo representara, digamos carismáticamente. Y fue así como llegó el hombre del traje blanco al lugar preciso.
Caminaba lentamente hacia su casa. Portones decorados festivamente pasaban a su lado y sentía el frío en la médula de los huesos. Un bar. Abierto en Navidad, era la oportunidad perfecta. Hombres sin familia estaban reunidos allí para desahogar sus miserias y malaventuras. Y sin embargo no entró. Llevaba demasiado tiempo sin beber como para arruinarlo en una noche de depresión. La Navidad tiene esa bella dualidad. Puede hacer inmensamente feliz a un niño, por ejemplo. Y al mismo tiempo, en un espacio paralelo al niño, está ensartando esa hebra de tristeza en alguien que terminará deprimiéndose.
Siguió caminando sin rumbo. La campanas de la iglesia anunciaron la una. El día de hoy no asistiría a misa. Degustó los platillos sin probarlos, el olor delataba el pavo en el horno de aquélla mujer. Aquélla mujer. Le pareció sumamente familiar, su boca ya le había sonreído anteriormente, sus ojos ya le habían mirado dulcemente. La conocía. Estaba seguro de ello, en alguna vida pasada por lo menos. Debía existir en algún recuerdo de su memoria. Existía. Y si no, la haría existir.
Pateó la ventana de la cocina haciéndolo añicos y entró. El grito de la mujer desgarró el aire con la presteza de un sablazo. Pero era un grito tan dulce, tan conocido. El hombre de blanco rió con franqueza.
_¡Pero, amor mío! ¿Es acaso que no me has reconocido? ¿Qué es lo que te asusta, amor de mi alma?_
La mujer, aterrorizada, tomó un cuchillo.
_¡Javier! ¡Javier!_ comenzó a chillar_ ¡Un hombre se ha metido a la cocina! ¡Javier! ¡Auxilio!_
El semblante del hombre se ensombreció. Una fugaz ráfaga de odio cruzó su mirada mientras le arrebataba el cuchillo a la mujer. Se tomó su tiempo para preguntar.
_¿Quién es... Javier?_ Escupió el nombre con el más sincero desdén.
_¡Javier!_ continuó chillando
_¡Mujer! ¡Respóndeme! ¿Me engañas? ¡No soy suficiente para tí, amor?_ Los ojos desorbitados del hombre del traje blanco asustaron más todavía a la mujer _¡Dímelo ahora!_ gritó con furia. Corrió hacia las escaleras _ ¡Lo mataré! ¡Lo mataré!_
Un tipo se bañaba entre nubes de vapor. La rabia había inundado al hombre con el cuchillo. Su mujer lo había engañado y el hombre era lo suficientemente descarado como para bañarse ahñi mismo. El hombre del traje blanco corrió la cortina.

La depresión y el tiempo habían jugado su honorable papel. El hombre del traje comenzó a comer demasiado y a desquiciarse más. Engordó, se dejó la barba. Pasaron muchos años y la masacre de la casa con el pavo en el horno quedó en tinieblas. Lo único espeluznante de ello es el hecho de que los niños, al despertar, habían encontrado regalos debajo del árbol. Una turbia e inmensa fortuna había dotado a los huérfanos de juguetes. Los padres adoptivos decidieron contar una historia menos traumante a los pequeños. Pero los estragos de aquélla noche quedarían inmortalizados en el traje del hombre. Un traje que se había teñido de carmín.





"Un muy resumido cuento para desearos una feliz època consumista, queridos mortales. Sonreíd a vuestros enemigos con la más pura hipocresía en los labios. Un abrazo y muchas gracias por visitar éste, mi humilde espacio. Feliz Navidad." -Devendrah

3 elefantes:

Anónimo dijo...

La imaginación con la que cuentas y la facilidad con que plasmas esas ideas es simplemente sublime. Muchas felicidades por hacer esto.

Por cierto no apareciste en mi árbol de navidad, santa me volvio a fallar que mal.

Atte. El extranjero

Giovanni V. dijo...

Me encanta tu creatividad y la forma en que la historia al final expresa un sentimiento que puede ser diferente para quien lo lee. Sigue asi.

Que pases un año nuevo de pocamadre!
Te adoro mujer :)

Lalo dijo...

Wow, me inclino y me pongo sombrero para poder quitarmelo ante tal historia, me alegraste el momento, cuanta creatividad.
Espero leer más cosas así.